Desde mi perspectiva la respuesta está en lo que todo planificador de medios aprende desde el primer el día cuando hace pautas televisivas para sus clientes. Toda pauta debiera tener al menos 80 con 6, o bien 480 GRP, lo que representa un alcance de 80% del grupo objetivo con 6 de frecuencia.

¿Qué significa esto? Que el grupo objetivo de destino verá, al menos 6 veces en promedio, la pauta publicitaria establecida para dejar fijado el mensaje en sus bombardeadas neuronas.

Una cosa es que la publicidad se repita para fijar los mensajes, pero que la información periodística adopte las mismas prácticas es abiertamente crítico y, desde mi perspectiva, muy poco ético.

La pregunta es ¿por qué una nota periodística que puede informar en 45 segundos o en un minuto se alarga a más de diez? ¿Sostiene rating? ¿Es más barato un departamento de prensa cuando en vez de 30 o 40 notas solamente se exhiben 20 con una alta frecuencia de repeticiones?

Tradicionalmente en el mundo desarrollado un noticiero duraba 30 minutos. En Chile adquirimos el formato de 60 minutos. Hoy un noticiero se extiende a más de 90 minutos y con mucho menos noticias que cuando tenían una duración menor.

El infotainment se instaló a finales de los años 80 buscando cautivar audiencias y mejorar los ratings a través del cambio de prioridades transformando noticias e información en una suerte de entretenimiento o ficción. Un tipo de amarillismo aprendido de los tabloides ingleses y llevado a los noticieros de la TV para atraer y sostener audiencias menos exigentes.

Es cierto que los medios digitales hacen más esquivos los presupuestos de los canales de TV y, por lo mismo, destinar recursos para sostener departamentos de prensa de calidad se hace cada vez es más difícil. Sin embargo, pensar en rigurosidad e investigación periodística en la televisión no puede ser es cosa del pasado.

Es necesario preguntarse si este tipo de noticieros aporta a la mejor convivencia y sentido social o solo permite sostener magros ingresos donde parte importante del contenido de las noticias son abiertamente publirreportajes de marcas que hoy generan entretenimiento en vez de noticias o notas amarillistas con repeticiones abiertamente contraproducentes.

La televisión pública tiene la palabra, pero no desde el modelo de financiamiento comercial que hoy tiene sino desde uno donde lo que la audiencia recibe sea relevante, aporte al propósito de existencia del medio y contribuya a una sociedad donde el bien común sea lo prioritario. Claramente, cuando la información se rinde al negocio, el financiamiento por rating desvirtúa la calidad de los contenidos.


Por Enrique García
Socio de Sámara y Grupo Sámara.